Schmidt: “Espero motivar a
las nuevas generaciones”
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Disputar un Mundial en casa es, sin lugar a dudas, una experiencia
única. Pero también dispar, pues el respaldo de la propia hinchada puede
suponer una enorme presión. La mediocampista canadiense Sophie Schmidt acaba de
vivir la enorme emoción de participar como anfitriona en una Copa Mundial
Femenina de la FIFA™, en la que su equipo siguió una trayectoria repleta de
altibajos.
Canadá jugó ante un público de récord y recibió una cobertura mediática
sin precedentes en el fútbol femenino de su país durante la edición de 2015 del
Mundial Femenino. Sobre el terreno de juego, se aupó al primer puesto de su
grupo, pese a haber anotado tan sólo dos goles, y llegó hasta cuartos de final,
donde cayó ante una correosa Inglaterra con el pase a semifinales a su alcance.
Aunque Canadá trabajó como un bloque por encima de las individualidades,
Schmidt se convirtió en una de sus jugadoras más destacadas. La mata de pelo
rubio le otorgaba una presencia distintiva en el centro del mediocampo, pero
fueron su trabajo incansable y sus veloces carreras por todo el terreno de
juego las que llevaron a la dorsal número 13 a rayar muy alto.
Unas seis semanas después de la eliminación de Canadá en cuartos de
final en Vancouver, Schmidt ha tenido tiempo para distanciarse de la vorágine de
la competición y reflexionar con calma sobre su experiencia.
“El equipo anfitrión sufre siempre una presión enorme como resultado de
las expectativas de la gente”, ha declarado Schmidt a FIFA.com. “Pero la mayor
presión nos la impusimos nosotras mismas. El equipo quería hacer un gran
trabajo en nombre de Canadá y que todo el país se sintiera orgulloso. Además,
sufrimos una presión añadida por nuestros pequeños fallos o porque las cosas no
nos salían como habíamos previsto. Pero tratamos de usarla para bien, como
motivación y fuente de energía”.
“Creo que, durante la competición, casi no te enteras [del impacto que
supone], porque estás absorta en el juego y concentrada en la siguiente misión.
Cuando terminó, me sentía más agotada mentalmente que físicamente. Habíamos
centrado toda nuestra atención en el torneo durante muchos meses, y de repente
se produce un vacío. De lo que de verdad tenía ganas era de quedarme una semana
entera en la cama para recargar las pilas”, revela Schmidt entre risas.
Un
impacto para cosechar en el futuro
Sin duda, Schmidt y sus compañeras causaron un gran impacto, independientemente de los resultados. Más de 50.000 espectadores asistieron al partido inaugural de Canadá, contra la RP China, en Edmonton, la mayor cantidad de público que jamás haya asistido a un partido en casa de un equipo canadiense en cualquier deporte. A continuación, los encuentros disputados en Vancouver superaron dicho récord.
Sin duda, Schmidt y sus compañeras causaron un gran impacto, independientemente de los resultados. Más de 50.000 espectadores asistieron al partido inaugural de Canadá, contra la RP China, en Edmonton, la mayor cantidad de público que jamás haya asistido a un partido en casa de un equipo canadiense en cualquier deporte. A continuación, los encuentros disputados en Vancouver superaron dicho récord.
Schmidt confía en que el enorme de interés que suscitó la selección
perdure en el tiempo. “Disputar un Mundial en casa es una situación excepcional
para cualquier deportista, especialmente en el fútbol”, manifiesta Schmidt,
criada en Abbotsford, en la frontera con Estados Unidos, justo a las afueras de
Vancouver. “Fue muy especial, mucho más de cualquier cosa que hubiéramos
imaginado de pequeñas”.
“Espero haber motivado a las jóvenes futbolistas a perseguir sus sueños.
También confío en que más gente acuda a los partidos de fútbol. Vemos que, cada
vez más, los padres juegan al balón con sus hijas. Ojalá que estas niñas
perseveren, progresen en el deporte y lleguen a ser mejores que nosotras”.
“Diría que uno de los factores más importantes ha sido el respaldo que
nos ha proporcionado la afición. El apoyo que nos brindaron los canadienses fue
fantástico. En cuanto al aspecto más negativo, nos decepcionó no haber marcado
más goles”.
“El primer partido fue muy especial, con aquel penal in extremis [Christine Sinclair anotó el gol de la victoria desde el punto
penal en el tiempo de descuento contra China]. También me resultó
impresionante oír el himno nacional con el acompañamiento de todos los
canadienses presentes. Personalmente, el partido de Vancouver fue formidable,
porque jugaba en casa, ante mi familia y amigos, que me dieron todo su aliento”.
“Creo que hicimos un buen trabajo, aunque nos quede por siempre la
decepción de no haber ganado. Sin embargo, la competición en general, la
asistencia de público… Con suerte, en el futuro veremos los resultados de haber
albergado este Mundial”.