Un recurso apreciado en el altiplano orureño
El uso de las plantas medicinales se remontan a
tiempos inmemoriales, su empleo se dieron en muchas culturas, fruto del deseo
del hombre por sanar en relación a las practicas mágico religiosas.
La Tola llega a ser uno de los arbustos importantes
que se registra en la memoria de los pueblos, haciendo uso de sus
particularidades que ha permitido tener alcances importantes cumpliendo un rol,
ecológico y cultural importante en el Altiplano. Su uso diverso permite ser
utilizado en la medicina humana, medicina animal, artesanía y como combustible,
así también llega a ser relevante en la conservación y recuperación de suelos,
esto debido a su sistema radicular profundo y con abundantes raíces que fijan
el suelo, favorecen la infiltración del agua protegiendo de la erosión hídrica
y eólica.
El nombre genérico de tólares se define por su
fito-asociacion de arbustos xerofíticos con hojas resinosas en las zonas áridas
y semiáridas de Bolivia, las tolas pertenecen a la familia de las Asteráceas.
Las más comunes son: Parastrephia lepidophylla (supotola), Baccharis incarum
(ñakatola), Fabiana densa (taratola) y Lampaya medicinalis Phil. (lampayatola).
En esta formación, habitan muchas especies arbustivas, destacándose: Fabiana
ramulosa (quipa), Diplostephium meyenii y Baccharis boliviensis, también
habitan cactáceas, herbáceas y otros arbustos.
En el ayllu Coracora este arbusto es conocido como
Mansanill T’ula o leña verde es una especie nativa del Altiplano de Salinas de
Garci Mendoza que se encuentra ubicado al sudeste del departamento de Oruro, en
un viaje que dura aproximadamente tres horas y 30 minutos desde la ciudad de
Oruro hasta dicha comunidad, donde se evidencia este preciado arbusto que no
requiere cuidado ni riego alguno, considerada útil no solo para sus pobladores
sino para los animales de esta región.
Se caracteriza la mansanill t’ula por ser un arbusto
que puede llegar a crecer hasta un metro cuando florece, está compuesta de
hojas verdes planas y pequeñas, presenta una floración en el mes de junio con
flores de color blanco y su fruto es similar a una pequeña pera que puede ser
consumida por las personas, siendo además un indicador ecológico cuando el
fruto es en demasía presagia la buena producción.
Muchos pobladores mencionan que su manera de consumir
es en infusiones (mate) y que sirve para tratar dolores de: riñón, hígado,
matriz, próstata, musculares, vesícula, problemas de sobre parto y bajar la
temperatura. Este mate también puede mezclarse con alcohol para ser utilizado
como fricción en el cuerpo del enfermo y es un método de relajación muy
práctico, asimismo es utilizado como sahumerio.
Algunas señoras utilizan las ramas de esta planta y
las colocan al interior de su sombrero y mastican sus hojas, asegurando que
calma el dolor de cabeza.
De esta majestuosa planta también se extrae una resina
similar a la goma que es considerado por los comunarios como “chicle natural o
andino”, esta secreción es producida por la acción del frio durante el invierno
y es una exquisitez muy apetecida por los niños.
Así también es utilizada para construir los ejes de
las ruedas de sus autos de juguetes, usualmente utilizan la parte del tronco
del arbusto.
La mansanill t’ula se mantiene verde inclusive en
invierno es así que los animales se benefician de este alimento inclusive en
las duras jornadas de invierno. Al secarse la planta de mansanill t’ula es
utilizada para hacer fogatas, para cocinar sus alimentos en sus fogones y
afilar sus materiales de hierro (azadones, picotas), una vez quemada la materia
prima se obtiene el carbón que servirá para las parrilladas y sahumerios.
Dentro las practicas costumbristas los comunarios
utilizan el mansanill t’ula para hacerla “humear”, considerando que el humo que
sube al cielo hará que la lluvia o granizo se alejen que llega a ser otra forma
de entender lo mágico religioso en el entendimiento de sus pobladores.
Todas estas características que presenta el ayllu
Coracora hace comprender su relación estrecha entre la naturaleza y el hombre
en este caso la mansanill t´ula entre la comunidad y sus pobladores, siendo un
recurso que es utilizado y aprovechado constantemente.
Así resaltamos nuevamente que Oruro es una riqueza
escondida que se debe explotar y aprender constantemente de estas enseñanzas de
nuestros pueblos, de aquellos saberes locales ancestrales y combinarlos con el
conocimiento occidental moderno, como legado para las futuras generaciones.