INTI RAYMI: FIESTA Y CELEBRACIÓN DEL SOL
Los solsticios son considerados como las puertas celestiales ya que se incrementa en estas fechas la energía espiritual y una comunicación fluida con los Dioses tutelares, se considera que los solsticios más importantes para las culturas prehispánicas están los solsticios de invierno y de verano.
El mes de Junio se reconstruye el pasaje importante del solsticio de invierno donde el hemisferio sur trae el día más corto del año entre los días 20 y 30 y en el hemisferio norte se vivirán el día más largo y la noche más corta siendo el solsticio de verano. Su importancia radica en un momento del año en que el sol alcanza su menor altura, donde es el momento de pedir a los Dioses que están más cerca de la tierra y pueden escuchar los pedidos a través de ofrendas manifestándose la confirmación de la dualidad a través de los pares: dar-recibir, luz – oscuridad, muerte - vida, carencia – abundancia.
Muchas culturas antiguas utilizaron este evento astronómico para guiar actividades como los iraníes con la Noche de Yalda, los escandinavos paganos lo celebran en una fiesta conocida como Yule. Para las culturas americanas precolombinas su celebración marcaba el cambio de estaciones y ciclos agrícolas.
En la cosmovisión del hombre andino, existe una relación intrínseca DIOS-HOMBRE-COSMOS, y para mantener esta unidad en equilibrio era necesario practicar ciertos principios de solidaridad y dualidad. La cultura Inca bajo este registro de relación legó en la concepción que tenemos de nuestra practica cultural de nuestras fiesta rituales ceremoniales en honor al sol, es así de acuerdo a las crónicas españolas que en el mes de junio se marcaba el descanso de la cosecha y la celebración de la “Fiesta al Sol” mediante ceremonias, ritos y sacrificios; se dice que esta fiesta era exclusiva del inca, sacerdotes y amautas como un rito de purificación y rendición de cuentas
Las crónicas develan también que en estas ceremonias se realizaban distintas ofrendas como: el vino de maíz, donde el inca ofrendaba esta bebida en un vaso de oro preparado con un mes de anticipación como símbolo de arrepentimiento y entrega de su voluntad al sol, luego se ponía parte de esta bebida en la pileta de piedra en donde también depositaban la chicha por los delegados de los cuatro suyus a fin de que el sol los acepte y los beba para de esta forma se pueda compartir recíprocamente. Junio era el mes especial en que el sol bajaba a beber la chicha de maíz junto con el Inca y llevaba las peticiones de los hombres al Pachakamac.
Luego de este rito, el Inca ofrecía su regalo que consistía en oro, plata y concha spondilus, ropas finas y saramamas, esta ofrenda debía ser enterrada para conseguir la fertilidad de la madre tierra.
Ofrendas de pan de maíz elaborados por las mamaconas quienes realizaban gran cantidad de bollos de maíz pintados y amasados para ser repartido a todos los asistentes de la ceremonia como símbolo de unidad y aceptación de todos los pueblos del Inca.
Algunos cronistas por su parte detallan que: Terminando estas ofrendas y ceremonias al medio día del 21 se quemaba todas las energías negativas para que al partir de aquel momento se inicie un nuevo periodo con mucha fuerza y energía nueva; después de esa ceremonia llevaban al gran sol en andas por todos los territorios del lugar a fin de que bendiga al pueblo y fecundice la naturaleza para que haya buenas cosechas para el próximo año.
Sin embargo, otros cronistas detallan que: “en la noche antes de la aparición del sol se concentraban las personalidades más importantes del imperio lujosamente ataviados, armados con sus flechas, escudos y cetros y en la oscuridad, la multitud esperaba la salida del sol en profundo silencio y con todo respeto, todos concentrados en la plaza principal del Cuzco; el Inca, los sacerdotes y el pueblo, le rendían homenaje al dios Sol, agradeciéndole por las cosechas y le pedían que vuelva a fecundar la tierra y que continuara dando bienestar a los hijos del Tahuantinsuyo y para ello se encendía el fuego sagrado; en la celebración del “fuego nuevo” se debía apagar todos los fogones de los hogares con el propósito de encenderlos con el “fuego nuevo” que era obtenido por medio de una “chipana” o espejo cóncavo de oro, que con una superficie muy brillante permitía concentrar los rayos del sol sobre un poco de lana muy seca de llama, bastaba soplar un poco para obtener fuego, se instalaba una fogata al costado de la plaza del Cuzco de donde la gente del pueblo y los campesinos venían a encender sus antorchas y llevarlas hasta sus casas para encender nuevamente el fuego, además, se sacrificaba una llama y sus órganos internos eran usados para predecir el futuro.
Con la llegada de los españoles esta festividad fue prohibida por la Iglesia Católica, bajo la acusación de paganismo y fue remplazada por la fiesta de San Juan Bautista.
Actualmente el Estado Plurinacional decretó feriado el 21 de junio denominándose el Año Nuevo Andino Amazónico y Chaqueño para que se pueda participar de una tradición y recibir de los rayos del sol el bienestar. Así se Celebra en cada rincón de Bolivia en wacas importantes el Año Nuevo Andino, Amazónico y Chaqueño con música y comida conmemorando con ceremonias para el TAYTA INTI.
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